Cómo tomar buenas decisiones

Cómo tomar buenas decisiones

Cómo tomar buenas decisiones

¿A menudo te cuesta tomar decisiones?, ¿cuándo tienes que decidir tienes mil dudas?, en este post vamos a explicar cómo tomar buenas decisiones.

La toma de decisiones es el proceso durante el cual la persona debe escoger entre dos o más alternativas. Todos y cada uno de nosotros pasamos los días y las horas de nuestra vida teniendo que tomar decisiones. Algunas decisiones tienen una importancia relativa en el desarrollo de nuestra vida, mientras otras son fundamentales en ella. Por ejemplo a la hora de buscar trabajo, nos podemos encontrar con distintas ofertas y tener que decidirnos en un breve espacio de tiempo. 

El proceso ideal en la toma de decisiones se actuaría:

  1. Determinar la necesidad de una decisiónSiguiendo el caso de nuestro ejemplo, nos puede surgir la necesidad porque se nos acaba la prestación, o bien porque estando trabajando en una empresa nos surge una oferta nueva.
  2. Identificar los criterios de decisión. Una vez determinada la necesidad de tomar una decisión, se deben identificar los criterios que sean importantes para la misma. En el primer caso, la decisión será más fácil porque el criterio seguramente será llegar a fin de mes, en el segundo caso podremos barajar varios criterios: gusto por el nuevo trabajo, sueldo, cercanía, posibilidad de promoción, también valoraremos que entrar en un nuevo trabajo supone adaptarte a la cultura de la empresa, salir de nuestra zona de confort.
  3. Asignar peso a los criterios. Los criterios enumerados en el paso previo no tienen igual importancia. Es necesario valorar a cada uno de ellos y priorizar su importancia en la decisión. Si me estoy planteando cambiar de trabajo, tendré qué sopesar cuál de los criterios que me he planteado en el punto dos es más importante para mí.
  4. Desarrollar todas las alternativas. Desplegar las alternativas. La persona que debe tomar una decisión tiene que elaborar una lista de todas las alternativas disponibles para la solución de un determinado problema. Visualizar cómo serían cada una de las alternativas que tengo, si me quedo en mi trabajo de toda la vida, si cambio de aires…
  5. Evaluar las alternativas. La evaluación de cada alternativa se hace analizándola con respecto al criterio elegido. Una vez identificadas las alternativas, el tomador de decisiones tiene que evaluar de manera crítica cada una de ellas. Las ventajas y desventajas de cada alternativa resultan evidentes cuando son comparadas. Es decir, tendremos que hacer balanza.
  6. Seleccionar la mejor alternativa. Una vez seleccionada la mejor alternativa se llegó al final del proceso de toma de decisiones. En el proceso racional, esta selección es bastante simple. El tomador de decisiones sólo tiene que escoger la alternativa que tuvo la calificación más alta en el paso número cinco.

 

Estos pasos aparentemente sencillos se topan muchas veces con obstáculos o bloqueos psicológicos que provocan perjuicios en todas las áreas vitales y, en especial, en el proceso de toma de decisiones. Son inconscientes, generalmente actúan juntos y se nutren unos a otros lo cual, no obstante, trae la ventaja de que al superar uno o varios de ellos se puede enfrentar a los demás.

Bloqueos a la hora de tomar decisiones:

  1. Pérdida de contacto con los propios sentimientos, es decir, en qué medida desconocemos o no tomamos en serio nuestros sentimientos. Qué sentimientos y qué emociones de fondo nos despierta el tener que elegir cuando nos planteamos buscar trabajo en algo que no había probado hasta ahora, porque todo lo que he hecho anteriormente no ha funcionado, por ejemplo.
  2. Evitar los problemas y la ansiedad, para no experimentar el sufrimiento que puede conllevar cualquier “miedo al cambio”. Cuando tenemos varias alternativas, podemos pensar «más vale malo conocido que bueno por conocer», me quedo como estoy, en mi trabajo de siempre donde conozco a mi jefe, compañeros y como ya sé sus manías sé lidiar con ellos. 
  3. Falta de autoestima, inconscientemente pensamos que ninguna opción elegida es suficientemente buena. Tener miedo a equivocarnos, a cometer errores, a pensar que incluso no tenemos esa capacidad de elección muy desarrollada. 
  4. Necesidad obsesiva por agradar a los demás, pero si pensamos en el resto elegimos cosas que no satisfacen los propios gustos y cada vez que renunciamos a tomar decisiones anulamos nuestro propio yo. Pensemos en el primer ejemplo que pusimos al principio, se me acaba la prestación, he buscado trabajo relacionado con mi formación, no encuentro nada y decido que trabajo de lo primero que salga. A nuestra familia, amigos les puede parecer mal, que no nos esforzamos, y dejamos de tomar esa decisión que nos parecía bien por no desagradarles. 
  5. Perfeccionismo, consiste en la creencia inconsciente de que hay situaciones y decisiones perfectas. La búsqueda de la excelencia no es lo mismo que la búsqueda de la perfección, ya que la primera tiene que adaptarse a criterios realistas. Si quiero empezar a trabajar en el sitio perfecto, no avanzo, porque nada me parecerá lo suficientemente bueno.
  6. Ceguera ante las diversas opciones, esto suele suceder cuando la persona está sumergida en grandes presiones. Cuando estamos en una situación que nos desborda no somos capaces de pensar con lucidez, si tengo ataques de ansiedad, no duermo bien ni puedo comer pensando en todo lo que se me avecina porque se me acaba la prestación, probablemente pierda de vista alternativas válidas para la toma de decisiones. Lo primero que tendría que hacer es relajarme y tomar perspectiva.
  7. Temor y distorsión  de la presión del tiempo, la engañosa creencia de que no hay tiempo se utiliza a menudo con consecuencias negativas, ya que puede producirse una acentuada presión y una reacción de temor. Muchas veces estamos convencidos de que tenemos que tomar una decisión inmediata, esta falta de tiempo «autoimpuesta nos genera ansiedad y podemos hacer una elección sin madurar suficientemente las alternativas y los criterios de elección. 
  8. Criterios erróneos debido a un deficiente análisis y a un pobre desarrollo de las ideas.

Una vez que hemos tomado la decisión nos puede surgir la duda y quizás nos sintamos arrepentidos sobre lo que hemos decidido pensando en lo bueno que tenían las demás alternativas; y si hemos tenido altas expectativas en nuestra elección, podemos sentirnos insatisfechos porque no se cumplen. Dan Gilbert, en su conferencia sobre la “Felicidad Sintetizada” nos habla sobre cómo se desarrolla la felicidad con la toma de decisiones. Los seres humanos tenemos algo que podría compararse con un “sistema inmunológico psicológico”, un sistema de procesos cognitivos, en su mayoría procesos inconscientes, que le ayudan al ser humano a cambiar su punto de vista sobre la situación donde se encuentran para que se puedan sentir mejor.

¿Cómo combatir el arrepentimiento que puede generar el tomar una decisión?

  1. Hay momentos en los que tendremos que simplificar y otros en los que debemos valorar más opcionesEn el caso de saber que se me acaba la prestación tendré que buscar más opciones, en el caso de estar bien en mi trabajo y tener opción de cambiar, será mejor simplificar. 
  2. Debemos buscar algo bueno para estar a gusto con nuestra decisión, sin obsesionarnos con buscar «lo mejor». Si necesito trabajar ¡Ya! es mejor valorar algo que me guste, que se adapte a mis necesidades sin obsesionarme por conseguir el «mejor trabajo del mundo» aquel que guste a mis amigos, familiares, vecinos, etc. Es fundamental que yo esté a gusto con la elección. 
  3. Pensaremos menos en los costes que tiene la oportunidad y focalizaremos más en la opción elegida que en las alternativas. Si me surgen varios puesto alternativos, igualmente válidos y me he decantado por uno, es mejor intentar ver lo positivo que tiene esa elección y no estar pensando una y otra vez en lo bueno que habrían sido las demás alternativas, o pensar en lo que me pierdo por haber elegido ese puesto de trabajo. 
  4. Practicaremos la gratitud por la decisión que hemos tomado. Pensar que lo hemos hecho bien, y estar agradecidos con la elección que hemos hecho. 
  5. Es importante tener claro que queremos cambiar.Muchas veces nos planteamos, por ejemplo, cambiar de trabajo, pero ponemos resistencias, de las que no somos conscientes. Para tomar una decisión es importante tener claro que puede conllevar a un cambio y tenemos que estar dispuesto a ello. 
  6. Controlaremos nuestras expectativas, es mejor que nos imaginemos varias, puesto que si nuestra elección no coincide con aquello que habíamos pensado, sentiremos frustración. Ha llegado mi primer día de trabajo, me había imaginado un gran plan de acogida, un despacho con vistas al exterior, un ordenador de uso propio con todas las aplicaciones instaladas, un compañero que me acompañase en un proceso de mentoring. Pero lo que me encuentro nada tiene que ver y me siento frustrado/a. Para evitar esto, es mejor que nos imaginemos distintas situaciones, que no idealicemos la decisión que hemos tomado y que seamos realistas. 

Si quieres contratar un proceso de Coaching para tomar buenas decisiones EnPositivo podemos ayudarte.

 Sonia Treviño